Centro de Información sobre la UE en la provincia de Sevilla- La Unión Europea Sevilla

Acaba de terminar un año que muchos han calificado como “Annus Horribilis” marcado por la pandemia del COVID19, pero también podrá ser recordado como el inicio de una década en la que la Unión Europea sacó pecho para afrontar, de forma conjunta, problemas globales, uno de los grandes propósitos de su existencia, con Solidaridad, Estado de Derecho y Generosidad.

Salud

A las primeras escenas de pánico y egoísmo de algunos Estados miembros, la Unión Europea reaccionó velando por la Libre Circulación de personas y Mercancías allá donde hiciera falta, a pesar de las restricciones de movilidad dictadas por cada país a causa del Coronavirus.

Rápidamente, el egoísmo inicial se convirtió en grandes gestos de solidaridad y, de nuevo, unidos en la diversidad y en la adversidad, la colaboración reinó en aras del cuidado de la salud y las vidas de todos los europeos.

Además, la campaña de vacunación orquestada por la Unión ha dejado imágenes para el recuerdo de palés repletos de sentimientos de alivio y confianza con una coordinación inaudita entre todos los países miembros para empezar a salir de la pesadilla COVID19.

Todos, al unísono, mientras se hacía hincapié en que la vacuna no exime de riesgo de contagio a nadie hasta que se complete el proceso de inmunidad de rebaño, por lo que las mascarillas serán un atuendo que trascenderán a la temporada de 2020.

Paralelamente a la vigilancia clínica y el abastecimiento del material y personal necesario para atender las consecuencias del COVID19, la Unión Europea tenía por delante un reto histórico, generar deuda europea para poder paliar los estragos socioeconómicos de la pandemia, un golpe muy duro que llegó cuando apenas se salía de la crisis financiera y social de 2008.

Fondos Europeos

Entonces, en un tiempo récord de unos 5 meses, la Comisión Europea, apoyada por el impulso francoalemán, propuso poner en marcha un Fondo Europeo de Recuperación de 750.000 millones de euros, emitiendo una deuda de 500.000 millones de euros para primar las transferencias a fondo perdido frente al crédito, con el objetivo de demostrar que esta vez, a diferencia de 2008, la generosidad, la empatía y la valentía se impondrían a las políticas de austeridad.

Este Fondo Europeo de Recuperación denominado “Next Generation EU” se convertía en una gesta europea ya que, velando por las siguientes generaciones europeas, el mensaje era nítido y claro; no se permitiría que, ante una pandemia simétrica, hubiese consecuencias asimétricas.

Estado de Derecho

Y este enorme desembolso se vinculó indiscutiblemente al respeto del Estado de Derecho que casi bloquea el Marco Financiero Plurianual europeo (2021-2027) por parte de Polonia y Hungría, ambos gobiernos, con una relación muy deteriorada con el artículo 7 del Tratado de la Unión considerado el botón rojo europeo por el que se sale de los circuitos decisorios el buque europeo.

La defensa de los principios y valores de la UE in primis y como parapeto de una deriva autoritaria y atenta contra el corazón de Europa. Así, como herramienta de supervisión y acción, este vínculo entre Estado de Derecho y financiación podría evitar el deterioro del sistema judicial en Polonia o el cierre unilateral de Hungría al tránsito de trabajadores europeos.

Brexit

Y cómo no, por último, aunque no en último lugar, la Unión Europea se ha mantenido firme en lo consensuado en el Acuerdo de Retirada de Reino Unido hasta el final apurando los días de 2020.

Cuando se intuía el desastre, la Unión Europea y Reino Unido tras cuatro años de negociación desde la celebración en 2016 del referéndum británico, cerraron acuerdo justo por Navidad, todo un regalo para iniciar las fechas.

Nos encontrábamos en los minutos de descuento desde que en marzo se ampliase la prórroga de negociaciones hasta entrado el otoño puesto que, el 31 de diciembre acababa el periodo transitorio aunque ya Reino Unido no formara parte oficialmente de la UE desde el 1 de febrero de 2020.

Esta paz se alcanzó solventando el principal escollo de las desavenencias a ambos lados del Canal de la Mancha, la pesca. Al menos durante cinco años, las flotas europeas podrán seguir pescando en aguas británicas, aunque con una cuota reducida en un 25%, aunque quedan asuntos tan importantes como el programa Erasmus, del que se desentiende Reino Unido, temas que, sin duda, se seguirán comentando los próximos 12 meses.

Von der Leyen aseguraba que se había tratado de un debate sobre soberanía preguntándose qué significa ese concepto en pleno siglo XXI, a lo que contestaba que, para ella, soberanía implicaba “viajar y trabajar en 27 países, hablar juntos en un mundo de grandes poderes y, en un mundo de crisis, ir juntos, no solos. Y la UE muestra cómo se hace esto. No hay un acuerdo que cambie la realidad del mundo, somos uno de los gigantes».

Así que, a pesar de las inconmesurables pérdidas humanas y materiales que ha sufrido Europa en 2020, la capacidad de adaptación y mejora, la resiliencia, ha inundado de esperanza cada rincón de la UE que mira a un futuro prometedor con ilusión y cautela al mismo tiempo.

2020: El año en que Europa se reinventó