Ceuta, frontera sur de Europa

“Las fronteras españolas, son las fronteras europeas”, así de tajante se ha mostrado la comisaria de Interior Ylva Johansson ante la tragedia acaecida el pasado 17 de mayo. La desesperación y la búsqueda de una vida mejor por parte de muchas personas procedentes de África provocó la llegada masiva de inmigración irregular a las costas de Ceuta. Hablamos de más de 8.000 personas, muchas de ellas a nado. Una crisis que enfrenta a Marruecos con España y con Europa.
La UE en el Marco de la Política de Vecindad, mantiene con Marruecos, a través de su Estatuto Avanzado, una relación que debe estar fundada en confianza y compromisos mutuos. En ella, el correcto control de fronteras, inclusive de la inmigración es un elemento clave.
Varios dirigentes europeos han expresado su solidaridad con España y confían en que los lazos se vuelvan a restablecer porque Europa necesita a Marruecos para controlar la migración irregular.
Solidaridad con España
España es más Europa que nunca y así se lo quieren hacer notar el conjunto de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea. La semana pasada, en el Consejo Europeo, la postura fue unánime “entera solidaridad europea” tras la crisis migratoria en Ceuta.
Según indicó el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, Pedro Sánchez ha informado en todo momento de lo sucedido en la Ciudad Autónoma de Ceuta “y nosotros reafirmamos la entera solidaridad europea con el Gobierno de España en la relación con esta cuestión migratoria y con la protección de las fronteras exteriores españolas que, de hecho, son fronteras europeas también”, insistió con ahínco.
Ylva Johansson, Comisaria de Interior, ha pedido a Marruecos que “siga comprometido” y ha argumentado que es importante la voluntad marroquí para “evitar salidas de inmigrantes irregulares”. Unas salidas que ha calificado de “preocupantes” porque “al menos 6.000 personas, muchos niños, han ido nadando, poniendo en peligro sus vidas”.
Sobre la mesa, el pacto migratorio
Un asunto quizás desplazado por la pandemia es el , una propuesta de un nuevo Pacto sobre Migración y Asilo presentada a finales de 2020 por el comisario Schinas, encargado del “modo de vida europeo”.
El mejor y mayor reparto de responsabilidad y solidaridad será el eje central de la discusión ya que el desequilibrio que existe en este terreno entre los países fronterizos como son Grecia, Italia o España, con respecto a los nórdicos es notable.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, declaró el pasado mes de septiembre que la solución propuesta por el ejecutivo europeo pretende reestablecer la confianza entre los Estados miembros y recuperar la confianza de los ciudadanos en “nuestra capacidad, en cuanto que Unión, de gestionar la inmigración”.
La UE ha probado ya en otros ámbitos que puede tomar medidas extraordinarias para conciliar perspectivas divergentes. “Hemos creado un mercado interno complejo, una moneda común y un plan de recuperación sin precedentes para reconstruir nuestras economías. Es el momento de dar respuesta al reto de gestionar la migración de forma conjunta, con el equilibrio adecuado entre solidaridad y responsabilidad”, todo ello, tras el desastre de Moria, el campo de refugiados incendiado en Grecia del año pasado.
Por su parte, en el último pleno del Parlamento Europeo, se insta a la UE a dotarse de un marco común para la migración legal, para fomentar una migración más ordenada, atraer a trabajadores, combatir a los traficantes y facilitar la integración.
En un informe adoptado por mayoría, la Eurocámara destaca que la migración legal apenas ha formado parte de la concepción de la política migratoria de la Unión desde 2015 y lamenta que el nuevo Pacto sobre migración y asilo tampoco contiene propuesta específica alguna en este ámbito.
Sin duda, el episodio de Ceuta reabre el debate.