08/03/2018 | EL MUNDO
Tres chavales sonrientes huyen del despacho, ignorando con sorna los manotazos al aire. «No os lo digo más veces: ¡Qué os vayáis!», les grita Manuel Gotor, de barba espesa y una imponente presencia que evidencia quién es aquí el director del IES Antonio Domínguez (Sevilla). En su mesa, varios rayajos tapan el nombre en una pareja. En su lugar, un «Lolito y Carmen. Te amo. 31/12/2014» que alguien esculpió en alguno de esos momentos en que Gotor, con 59 años y a punto de prejubilarse, aparcó el cargo para ejercer de padre, confesor o gestor familiar. Horas en las que su despacho se convierte en un salón de casa, en un soportal donde pasar el rato o hasta de poner paz entre dos clanes gitanos: además de grande y cercano, Manuel Gotor es un funcionario multitarea.