22/03/2018 | El Mundo
Nada es más lento, frustrante y difícil en Europa que los temas fiscales. Independientemente del partido que esté en el Gobierno, de la ideología, de la presión social, hay un núcleo duro formado por Irlanda, Luxemburgo, Holanda, Bélgica o Malta, y a su manera otros como Dinamarca o los Bálticos, que tienen en su ADN político la resistencia a todo lo que suene a armonización, bases imponibles comunes o lucha contra la elusión. Les hace unirse, enrocarse y pelear a brazo partido. Y a menudo se acaban saliendo con la suya.